El diablo de la botella

Por: Leonardo Muñoz sialer – 1º B

Esta historia trata de un chico llamado kewe que podía leer y escribir como un maestro sin a ver estudiado y además era marinero.
Un día Kewe encontró a un señor medio raro mejor dicho misterioso que le dijo: te vendo una botella que tiene poderes asombrosos, Kewe respondió como es posible, créemelo por que esta botella se hizo famoso a Napoleón que se convirtió en un soldado de historia.

Kewe pues la compro y le pago 50 dólares y le pidió su primer deseo al diablo, devuélveme los 50 dólares que aparezcan en mi bolsillo, después de 1 minuto apareció algo pesado en su bolsillo, lo reviso y se dio cuenta que eran sus 50 dólares.
Kewe pues entonces empieza pedirles mas deseos al diablo de la botella.

Después de que ya se había cansado de la botella quiso deshacerse de ella lanzándola por las calles, después de que la había lanzado la botella regreso a sus pies como si alguien la hubiera aventado hacia el .
Ya estando cansado regreso a su casa y al llegar allá, se encontró con una preciosura de mujer , se le acerco y le agarro la mano como si ya se hubieran conocido entonces le pregunto su nombre y ella le respondió me llamo “kokua”
Pasando el tiempo kewe y kokua se fueron haciendo más amigos, y después novios
Se casaron y se fueron de viaje a pasar su luna de miel en barco de su mejor amigo lopaka, Kewe le contó todo a su amigo Lopaka que en un señor le había vendido una botella que estaba poseída por el diablo y concedía deseos al que le pedía, Kewe dijo: Sólo hay una cosa que me da miedo. El diablo puede ser una cosa horrible de ver; y si le pones el ojo encima quizá no tengas ya ninguna gana de quedarte con la botella.

Kewe quería ser un negocio con su amigo Lapaka y le dijo: muchos hombres se enfadarían por una cosa así; sobre todo después de hacerte un favor tan grande como es mantener la palabra y comprar la botella; y en cuanto a ser de noche, a la oscuridad y al camino junto a las tumbas, todas esas circunstancias tienen que ser diez veces más peligrosas para un hombre con semejante pecado sobre su conciencia y una botella como ésta bajo el brazo. Pero como yo también estoy muy asustado, no me siento capaz de acusarte. Me iré ahora mismo; y le pido a Dios que seas feliz en tu casa y yo afortunado con mi goleta, y que los dos vayamos al cielo al final a pesar del demonio y de su botella. Después de mucho tiempo Kewe se deshizo de la botella porque estaba endemoniado por el diablo y desde ahí kewe y kokua vivieron felices.